viernes, 11 de septiembre de 2015

Incoherencias

Llevo unos días especialmente raros. No puedo seguir la línea de mis pensamientos, y eso es, cuanto menos, raro. Es como cuando estás viendo la tele o leyendo un libro pero realmente no lo estás haciendo, si no que estás distraído con otra cosa. En este caso es al revés, a veces estoy haciendo algo y de pronto me doy cuenta de que estoy pensado en algo. 

Mi actividad mental roza lo frenético. Pienso en mis historias, reales e imaginarias, en las obligaciones, en lo que hago y en lo que no. Todo a la vez, de manera compleja y simultánea. Creo que tengo la cabeza tan desordenada como mi cuarto en estos momentos. 

Estos días tengo ganas de llorar que duran el nanosegundo que dura el recuerdo. Es desagradable encontrarse a gente entre una lista de reproducción, pero es aún peor cuando esa lista de reproducción se emite en ti mismo. 

Escribiendo estas palabras después de mi calórica cena, me doy cuenta de que no tienen sentido ninguno, y que tal vez debería dormir un rato, o al menos dejar la vida durante unos instantes. 

¿Alguien ha visto mi cabeza?

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