viernes, 9 de septiembre de 2016

Malabares.

Últimamente me siento como si no dejara de hacer malabares continuamente. Voy corriendo de arriba abajo mientras que manejo lo mejor que puedo multitud de situaciones, muchas de ellas tan frágiles que un fallo podría impedir volver a introducirlas al juego. 

Es un tanto agobiante el lidiar con tantas cosas al mismo tiempo, con la certeza de que en cuanto pares de correr, vas a perder el impulso y todo se va a desmoronar como si fuera un castillo hecho con cartas de póker. 

No es fácil encontrar estabilidad en ninguno de los ámbitos de nuestras vidas, pero en este momento no sé decir ninguna esquina de mi vida que se encuentre sólido y en orden. Me siento incluso más caótico de lo habitual, dando bandazos impropios de mi, más desmotivado de lo que corresponde. 

Es triste mantener el juego circulando cuando has sido capaz de predecir donde termina cayendo cada pelota del circo de tu vida.

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