Y una vez más vuelvo a teclearle a este vacío tan lleno que es internet. Resulta curioso publicarle a esta exuberante nada. Bien puede ser leído por cero personas como por mil doscientas caras anónimas.
Hoy es uno de esos días en los que escribo por el gusto de hacerlo, sin ningún tipo de idea concreta rondando mi desordenada cabeza vacía por alquiler. Es de esos momentos en los que escribo o me enveneno con palabras emponzoñadas.
Podría hablar de muchas cosas diferentes. Podría contaros como mi grupo de amigos se desintegra a un ritmo vertiginoso e imparable, como vuelvo a fracasar en lo que me propongo, o lo injusta que es la vida en algunos otros parámetros. Pero voy a hablar de lo que me salga de la punta de los dedos según escribo.
'Buenazo'. Así me ha descrito esta mañana una persona a la que por patético y triste que sea, aprecio. Tiene a gente más buena que yo con la que acostarse, y yo soy el 'buenazo' que se preocupa de que llegue bien a casa después de salir con el coche. Dramático, ¿verdad?
Me siento extraño. No puedo sentirme utilizado por que yo utilizo de ese mismo modo, pero ... ¿y si confieso que esperaba un poquito más? Lo esperaba y a la vez no, comos siempre haciendo gala de esta increíble incoherencia emocional que me define.
Me gustaría saber que piensa. ¿Soy lo último en la carta del restaurante? ¿Soy algo más que el chico con el que se lo monta en los baños públicos? ¿Valgo por mi mismo o necesita una tercera persona? ¿Soy pesado, demasiado insistente, insoportable? ¿Qué soy para esa persona?
Ayer una desconocida me dijo que aspiraba demasiado alto. Le dediqué una mirada burlona y le dije que ya nos habíamos besado. Realmente dolió que dijera eso. Quiero decir, sé que no soy lo más, y que bueno, la diferencia entre nosotros salta a la vista, pero ... ¿qué significa esto? ¿a qué venía? Luego se justificó, pero tampoco le presté demasiada intención. La ráfaga de apatía me hizo sentirme indiferente respecto a ella.
Aspiro alto. Lo sé, y ahí reside mi problema. Aspiro alto sin vivir en un rascacielos, sin mirar desde arriba. Aspiro alto siento el buenazo y no el bueno.
En fin, que le jodan a todos ellos. Y que le den a los estúpidos guionistas de mi vida. No me hizo gracia ninguna que cierta persona que me zorreaba anteriormente se interpusiera de ese modo. Puta desesperada. No hay personas en el mundo. Dejadme odiar al rubio anónimo, a la persona de la nuez prominente, a cualquier otra persona anónima. Pero no me jodáis dándole a personas que conozco.
Podría hablar de dramas diferentes. Podría hablar de los puñales que llevo en estos momentos en la espalda, podría hablar de los gritos que se cuelan por debajo de la puerta, o de los ecos que retumban en mi cabeza resacosa. Pero sinceramente, no me apetece seguir con esto.
Hala, a ser felices.
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