martes, 16 de junio de 2015

Necesidades vacuas.

Y su 'Yo nunca lloro' se le quedó pequeño. Aquellos días a penas quería hacer otra cosa. Fuera por el motivo que fuera, notaba constantemente como las fuerzas le flaqueaban y las ganas de llorar afloraban en él. En cierto modo le avergonzaba admitirlo, pero por otra parte le aterrorizaba: Pasaba de un extremo sentimental al otro en cuestión de momentos. Era inestable.

Aquellos días dormía mucho, tal vez demasiado. Pero nunca por las noches. Hay cosas que no pueden cambiarse: Nunca podía dormir en aquellos momentos, cuando su mente bullía más que en cualquier otro momento del día.

Fue difícil admitir que su vida era una farsa, que todo aquello que hacía no le pertenecía. Aquellos momentos no eran suyos. En absoluto. Pero sentía la desgarradora necesidad en el pecho de que sí que lo fueran. Necesitaba vivirlos como verídicos. Lo necesitaba. No quería anda más en el mundo.

Era lo que más deseaba. Habría hecho todo y más por tal de vivir de verdad. Pero lo descubrió tarde.

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