sábado, 30 de mayo de 2015

Pub.

Y en la puerta de aquel antro de mala muerte de copas baratas y olor a humedad, ella le dio un cigarrillo de liar, un rato de conversación y su número de teléfono. Lo que él no sabía es que desde el momento en el que prendió el tabaco, ella le dio también sus noches, sus pensamientos y su bizarro corazón de chica rara.

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