domingo, 22 de septiembre de 2013
Consume tu cuerpo. Consume tu mente.
Se me han saltado las lágrimas, he llevado mis manos a mi boca, y se me ha ido el color de la cara. ¿Cómo puede ser así? Personas orgullosas de su enfermedad, una enfermedad que las mata, que las consume, que les hace cada día más débiles, más marchitas. Una enfermedad, no vírica ni física, una enfermedad que se encuentra en la mente, una enfermedad que termina con tu lado físico tanto cómo tu lado mental. Una enfermedad que va más allá de lo que se ve, una enfermedad que se alimenta de la perfección, de las ansias de ser perfectos. Una enfermedad que te quiebra cómo si fueras porcelana. ¿Cómo hay gente capaz de seguir con ello? ¿Cómo puede ser así? ¿Tan importante es ser bellos, lindos, estilizados y perfectos? ¿Tan alto es el precio que estás dispuesto apagar? ¿Crees que eres capaz de jugar con el fuego sin terminar quemado por este?
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