sábado, 17 de septiembre de 2016

Le hablé de ti a la última luna del verano.

Sin saber muy bien como, terminé sentado en la arena de la playa, con la enorme luna llena -la última del verano- justo delante de nosotros. Encendí los últimos cigarrillos que me quedaban en el paquete y le hablé de ti. Se me hace extraño hacerlo; no porque seas un secreto, si no por que eres una de esas cosas de mi vida que me cuesta verbalizar. Creo que las palabras se quedan cortas y ridículas.

- El amor es como un bulto, ¿sabes? -comencé a decir tras una calada especialmente larga-. Simplemente está ahí sin que puedas hacer nada.

- Que romántico eres -me respondió mi amiga entre risas. 

Tal vez mi comparación no fue lo más bonito que puedo decir sobre el amor, pero sigo pensando que es un símil bastante acertado. Aparece sin que puedas hacer nada. A veces más grande, a veces menos. A veces maligno, a veces simplemente indiferente. ¿Entiendes ahora por qué comparé el amor con un bulto?

Después de estas palabras le conté todo. De manera un poco torpe, tengo que decir. Nunca se me ha dado demasiado bien eso de hablar sobre mi, y muchísimo menos sobre ti. Mi amiga aguantó la historia con paciencia, que duró más o menos dos cigarrillos. No es mucho, ¿verdad? Tampoco le podría haber contado mucho más. 

- Es curioso -dije ya casi al final de mi monólogo-. Nos encontramos una y otra vez. Nos hemos cruzado en ciudades distintas, entre multitudes enormes, hemos estado en el mismo lugar al mismo tiempo. Es como si fuera... el destino

- ¿Cómo es? -preguntó.

Reflexioné unos instantes mientras miraba las olas frente a mi. 

- Es bajito -reí mientras indicaba su altura sobre mi hombro-. Tiene el pelo negro, muy oscuro, y los ojos son de un verde, que dios, nunca he visto algo así, es un verde como de manzana ácida, y su sonrisa es simplemente impresionante. Y es... inceíblemente especial. ¿Y sabes que es lo peor? Que posiblemente ni lo sepa.

2 comentarios:

  1. Pues hazselo saber :P
    Muy bonito, como todo lo tuyo <3

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    Respuestas
    1. Pienso que el dicho de 'no hay más ciego que el que no quiere ver' es extrapolable a 'no hay más sordo que el que no quiere oír'. A veces es complicado hacerle ver a ciertas personas algunas cosas.
      Y por cierto, tú sí que eres bonita.

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