sábado, 11 de abril de 2015

Era un perro.

Era como un perro. Ladraba mucho, pero mordía poco. Movía la cola cuando algo le gustaba, y mostraba los dientes en el caso contrario. Si había gente capaz de hacer sentir bien a las personas con las palabras adecuadas, él poseía el talento contrario; siempre tenía en la boca las palabras adecuadas para dañar a aquel que las escuchara. Era cruel. Si bien no mordía mucho, si que era mordaz. Deambulaba sin rumbo por la calle, como un perro. Y como perro que era, se jodía cuando le robaban su hueso o le tocaban en las zonas que le desagradaban.

Era un perro, y era jodidamente fiel.

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