- No sabes cuanto me alegro de volver a tenerte aquí. Pensaba que te habías ido para siempre.
Él la miró con una de sus sonrisas huecas. Si, era obvio que estaba ahí, que aparentemente todo había vuelto a su cauce. Pero lo que ella no sabía era que todo eso no había hecho más que empezar. Él volvía a estar ahí, pero con una pequeña diferencia: En esta ocasión tenía fecha de caducidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario